Las Cataratas del Niágara son las cascadas más famosas de todo el mundo. La caída en sí, que está situada en la frontera entre Canadá y Estados Unidos, atrae a 20 millones de visitantes al año, y se trata de un punto de referencia nacional para ambos países. Una de las primeras atracciones turísticas del mundo, y, en pocas palabras, una maravilla de la naturaleza.
Mucha gente ha bajado las cataratas en los últimos años, pero Will Gadd (nombrado hace poco Aventurero del Año) es la primera persona que las SUBE. ¿Cómo? Bueno, es uno de los mejores alpinistas de hielo del mundo, y las Cataratas del Niágara estaban congeladas.
Al menos, las cataratas estaban lo suficientemente congeladas para subir por ellas. "Fui a ver el lugar que teníamos en mente de escalar en verano," afirma Gadd. "Entonces hubiera sido arrastrado por las lluvias torrenciales." Pero el invierno tan frío de este año ha permitido que el deshielo haya sido más lento, lo que hace que las cataratas sean más escalables. " En un invierno cálido, no habría manera de subir aquí."
Después de ponerse de acuerdo y trabajar con el Departamento de Parques del Estado de Nueva York y la Policía, Gadd y su equipo fueron capaces de crear un plan integral para asegurar que el ascenso fuera seguro para él y el medio ambiente, y poder poner así punto y final a uno de sus años más épicos como escalador.
Aún así, no es hielo fácil de escalar. " El hielo está formado en capas," asegura. "Eso significa que hay una capa de hielo, después nieve (con mucho aire), después otra capa de hielo... Seguro que es inseguro." Will estima el grado en WI6+, el más duro posible para este tipo de escalada. Las herramientas que utilizó fueron piolets, crampones y un gancho para el hielo de Black Diamond especialmente diseñado para la ocasión.
El día antes del ascenso, Gadd se dejó caer desde arriba para despejar la ruta del hielo colgante, altamente peligroso porque podía romperse durante su escalada. "Cogía trozos del tamaño de coches pequeños," asegura.
El entorno puede parecer original, pero es de todo menos pacífico. Con 150.000 toneladas de agua fluyendo desde la cima cada minuto a 100 km/h., el agua que impacta equivale a 4.000 camiones de 18 ruedas golpeando el suelo a la vez. "Tanto agua sacudiendo contra el suelo de manera constante hace que las plataformas de hielo y las paredes de su alrededor sean inseguras e impredecibles," expresa Will. "Es un entorno duro... pegarse a la pared es un desafío complicado, pero más difícil es escalarla."
El recorrido comienza con una fuerte travesía a la que Will rebautizó como 'La caldera de la muerte', donde la cascada golpeaba contra un agujero en el hielo. "Si vas a la caldera de la muerte, estás sentenciado," dice. "Puedes golpearte contra las rocas, ahogarte o morir de frío." Por encima de la caldera, él y su compañero de escalada, Sarah, establecieron un lugar seguro en una cueva de hielo un poco más pequeña que una cabina telefónica.
A partir de ahí, se fue abriendo paso hasta el itinerario previsto, parando cada pocos metros para protegerse con tornillos de hielo y trazando rápidas subidas. ¿Uno de los mayores retos? Mojarse mucho mucho. "Estaba tan cerca del agua que podía extender la herramienta y meterla en las Cataratas del Niágara. Hubo un momento en el que estaba detrás del agua, subiendo el hielo que se congelaba tras las cataratas.
Esta subida me ha dejado KO. Llegué a la cima, pero Niágara ganó la guerra.
Gadd ascendió por la trayectoria prevista tres veces, tardando una hora en cada ascenso. La línea se encuentra casi perfectamente al borde de la frontera entre EE.UU. y Canadá.
¿Cómo se sentirá después de cantar victoria en la cima de las cataratas? Bueno, tampoco es que Will esté muy pletórico... "La subida me dio una paliza. Llgué a la cima, pero Niágara me ha ganado. Al final del día, aún tenía hipotermia. Las cataratas me han hecho mucho más daño del que les he hecho yo a ella."
Victoria o no, Gadd ha hecho historia con la escalada a la catarata más emblemática del mundo.
Fuente: RedBull
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